Dadá


Cojo tu libro favorito del estante, no sé muy bien para qué. Calculo su peso a pulso de la mano, me lo acerco a la nariz y lo olisqueo como un lebrel. Luego comienzo a mirarlo, fijamente, tanto que me quedo bizco. Ya sólo me queda ir al baño y sacar del mueble gavetero las tijeras que utilizas para recortarte los pelitos de las cejas. Emocionado corro por el pasillo hasta el salón. Y allí arranco todas las páginas impares, y de ellas recorto cuantas palabras me vienen en gana. Al caer los trocitos de papel sobre la mesa, la sala se ha llenado de vampiros y templarios y hombres lobo rasurados que se volverán perretes al cabo de 300 meses.
Al pronto entras por la puerta y con los ojos muy abiertos me gritas.
¡Pero es que sigues sin entender que quiero ser dadaísta!



Pd de S: para todos los que alguna vez habéis tenido ganas de recortar de la vida sólo lo que os dé la gana y colocarlo a vuestro antojo y reíros de hasta vuestra propia sombra. Feliz jueves dadá.

Comentarios

  1. me paso la vida, recortando esas cosas que me gustan! Gracias!!!

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  2. Es bueno intentar recortar las cosas buenas de la vida.Gracias por el relato.
    Un besito

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